blanco y negro

"Blanco & Negro", clown por el grupo El Errante Teatro. Intérpretes: Darío Levin y Ariel Uziga. Vestuario: Magda Banach. Dirección: Patricia García Vélez.

nota en la nación:

El público ingresa en la sala y se encuentra con estos dos payasos, que visten un estrafalario atuendo, ambos con distintas combinaciones de blanco y negro. Hay en las telas figuras geométricas, motas, rayas, pequeños estampados. En un actor predomina el negro; en otro, el blanco. Más adelante, cuando toman conciencia de este hecho, ellos los llamarán: "negro podrido" y "blanco desteñido". De alguna manera lo consideran signos de desgaste y deterioro. Hasta sus narices y gorros son negros.
Actores histriónicos

El comienzo es alegre y divertido. La falta de color no impide lograr la risa del público, sobre todo de los chicos, con sus desencuentros, caídas y ocurrencias. Histriónicos, con muy buen manejo corporal, dibujan en el espacio pequeñas coreografías de payasos, que provocan expectativas, mientras comentan que deben contar una historia y descubren que no recuerdan ni sus propios nombres.

El movimiento sigue girando alrededor de estos olvidos: "hay que contar una historia", dice uno, "no sé cómo me llamo", dice el otro. Prueban primero con lo que llaman los "documentos". Son dos libros de fotos y recuerdos, que permitirán que por fin descubran que son hermanos y recuperen sus nombres.

Una especie de mantel con recuadros de distintos motivos al que están adheridas cosas, todas en los dos colores, acentúa su carencia, al darse cuenta de que la sandía es blanca y negra, y que no hay una naranja color anaranjado. Luego de algunas peripecias, abrirán una valija, previa búsqueda de la llave, donde por fin aparecen pelotitas de colores y sus narices rojas. Deciden ir a pintar todo.

La idea es interesante y crea expectativas.

El vestuario de Magda Banach es un acierto. Muy atractivos y sugerentes los trajes de los dos intérpretes, y especialmente la manta con objetos adheridos, un elemento desaprovechado en la acción, donde podrían estar escondidas muchas historias.

Es una lástima que no se haya aprovechado el talento de Banach para hacer luego ingresar los colores en la escena. De todos modos, puede rescatarse un intento profesional de "contar una historia" con la técnica del clown , con buen desempeño actoral y vestuario, que pese a un buen comienzo se pierde en el juego de los sketches y rutina.